sábado, 1 de diciembre de 2012

ACOSO AL PROFESORADO

Una forma de violencia escolar: el acoso a profesores por parte de los alumnos.
 
Últimamente, se oye hablar mucho del acoso entre iguales en adolescentes y niños; esto se conoce con el nombre de bullying. Pero la violencia escolar no se limita sólo a eso: no se produce sólo entre alumnos, sino que afecta también a profesores.
Según algunos estudios, se ha dectectado que existen agresiones de tipo verbal, psicológicas y físicas hacia este colectivo. Un alto porcentaje de profesores manifiesta que suele encontrar dificultades para impartir sus clases con normalidad, que se siente desprotegido y reconoce no haber recibido formación específica sobre la resolución de conflictos.
Cada vez con más frecuencia, se observan conductas disruptivas de los alumnos que derivan de la escasa tolerancia a la frustración, de la necesidad de recibir recompensas inmediatas, de la dificultad para mantener la atención y para seguir normas. En ocasiones, estas conductas violentas también se dan en adolescentes que no quieren seguir estudiando y a los cuales se obliga a estar horas sentados, escuchando materias que no les interesan en absoluto.
Los profesores afectados pueden sufrir consecuencias muy variadas, según su personalidad: episodios graves de ansiedad, apatía, irritabilidad, nerviosismo, pérdida de autoestima y depresión, con una incidencia en problemas psicofísicos de salud.
 

Síntomas de los acosados

Algunas de las principales manifestaciones son:
  • Miedo acentuado y continuo
  • Sentimientos de amenaza
  • Sentimientos de fracaso, impotencia, frustración, infravaloración y apatía
  • Problemas de concentración y atención
  • Somatizaciones múltiples
  • Alteraciones del sueño
  • Trastornos de la alimentación
  • Ansiedad
  • Pérdida de autoestima
  • Tristeza o depresión
  • Susceptibilidad
  • Hipersensibilidad
  • Aislamiento
  • Evitación
  • Irritabilidad
  • Agresividad
  • Pérdida de motivación
  • Mayor absentismo y bajas laborales
 
Las soluciones a este tipo de conflictos se deberían enfocar desde varias perspectivas:
Por parte de los docentes, debería haber una unión de todo el profesorado, unos reglamentos de régimen interno fáciles de aplicar y consensuados entre toda la comunidad educativa, planes de prevención sobre conflictividad y violencia escolar e, incluso, cursos de formación en horarios lectivos sobre resolución de conflictos y cómo motivar y actuar para fortalecer la autoestima de los alumnos.
En cuanto alos alumnos, habría que potenciar la educación en valores, realizar campañas antiviolencia, ofrecer atención personal al alumno que sufre situaciones violentas, motivar a los alumnos conflictivos y aplicar medidas correctoras inmediatas ante cualquier actitud agresiva y violenta. Estas medidas o sanciones deberían ser educativas: ante acciones agresivas, se deberían enseñar respuestas asertivas o educadas, ya que, posiblemente, nos encontremos con casos que no han conocidio otro modelo de actuación.
También sería ideal ofrecer una educación diversificada para alumnos sin motivación y alumnos conflictivos que se basaría en valorar el trabajo y los avances progresivos de los alumnos teniendo en cuenta su nivel. Se podría elaborar un curriculum adaptado para este tipo de alumnos, que se basara más en asignaturas prácticas y con grupos más reducidos.
Desde la perspectiva de los padres, se podría enfocar a partir de cursos de formación sobre hijos agresivos, con campañas para potenciar la importancia de la familia en la educación de los hijos y en la prevención de la violencia y concienciando a los padres de la importancia de una cooperación conjunta de padres y profesores en casos de agresividad.
Laura Cuadrado
Psicóloga de ISEP Clínic Barcelona

3 comentarios:

  1. Hace 17 años que soy monitora de ludotecas y entrenadora de voleibol, no es mi caso el que tu has expuesto pero si cada año he tenido que tratar con algún niño que intenta ponerse por encima del resto e incluso de mi, y eso que se supone que asisten a una actividad porque están interesados. Recuerdo un año en un colegio de un barrio "bajo" con poca tolerancia y con multitud de etnias, mientras yo realizaba mi actividad al aire libre desde fuera un chico nos lanzaba piedras. Este niño había sido expulsado del colegio y esa era su forma de vengarse, yo conseguí que entrara (me costó convencer a la dirección del colegio)lo integré en mi equipo y al final de la temporada era uno mas de su clase.
    Con esto quiero reivindicar, el que se incluya una asignatura para profesores y maestros que les ayude a resolver este tipo de conflictos, hay veces que se puede ayudar a un niño a dejar de ser violento con el simple hecho de integrarlo en el grupo....Habría que llegar a la raíz de todos los problemas, pero eso requiere un tiempo que muchos no están dispuestos a gastar.
    Loreto Navarrete.

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    1. Ese es el principal error que a veces nos pensamos que con expulsar basta y hay que aprender a resolver los problemas de otra forma.
      Muchas gracias por compartir tu experiencia.
      Un saludo

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  2. Yo creo que los directores y los responsables ministeriales deben tomar cartas en el asunto, para que los profesores y los padres de la víctima se sientan respaldados y, sobre todo, lo puedan solucionar. No soy especialista, soy "indignada". He escrito un artículo sobre este tema en mi blog. Éste es el enlace http://kolordecitara.wordpress.com/

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